De lectores

Sinceramente, ustedes me sorprenden. Escribo tantas pero tantas pelotuduces y la que menos considero que provocará revoleó de ideas, encontronazos, sensibilidades y demás, es esta. Hago un encabezado re lindo (porque es reeeee lindo ¿o no?) y en vez de decir ¡qué bárbara Ava Gardner! o ¡Qué linda tipografía que elegiste!, me encuentro con que una chirusita con libreta sanitaria se horroriza por ver un pezón. Y ni hablar de que ese escueto, pero evidentemente contundente post, generó que Mundo me linkée bajo el estigma de 'Nada en la amueblada'. Como si esto fuera poco, un alma samaritana tuvo que explicarme su chiste, porque la campechana que abajo subscribe desconocía ese telo particularmente. Lo que pasa, y esto todos lo sabemos, es que los mejores telos están en el sur, no en el centro. Aunque D. en su momento quiso ocultarme esta auténtica verdad, me topé con otros que supieron hacerme entrar en razón. D. te recuerdo con la forma del codo de una rata.

En fin, la chirusita de dientes de porcelana amarillos increpa blogs ajenos apelando a la justicia, y no tiene mejor idea que hacerlo en un blog caracterizado por el cinismo. Ay, señora, el techo está arriba y el piso debajo... dése cuenta, por favor.

En fin, como veo que esto de tener pezones colgados en los headers, esto de reconocer los términos de algún arrumaco o esto de tipear sobre lencería funciona a la perfección con ustedes perversos anónimos que subliman a través de la experiencia de universitarias soleteronas toda su energía sexual comprimida; voy a continuar, pero con muchas, muchísimas más ganas que antes, inventando o relatando en este blog mis acontecimientos de índole netamente libidinosa. Quien se oponga, le deseo un calambre en sus genitales y quien apoye la moción, lo invito con un campari mientras intercambiamos ideas de estilo en una charla obligadamente erótica y ¡chancha! Sí, dije chancha señora. Le recomiendo tener un amigo en el msn que le despierte todas las mañanas con una frase chancha chancha chancha, alguna que le haga ver cuán enfermitos podemos emular ser todos. Ahí, se lo aseguro, larga el Rivotril al carajo y ve la vida con otro tono, con un tono brilloso símil vaselina, creame.

Dixit, sí.