Es decir: Recuerdo las negras mañanas de sol cuando era niña es decir ayer es decir hace siglos
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30 de octubre de 2006

Acabo de escribir cuatro líneas intentando contar en tercera persona algo que me pasó a mí hace cuatro años atrás. Un ¿acontecer? La puta que lo parió, nunca me costó tanto encontrar un sustantivo… acabo de borrar esas cuatro líneas, prometí no usar más puntos suspensivos. Lo prometí. Las borré. Borré las cuatro líneas del personaje que había inventado para contarles lo (¿y si uso un objeto directo?) que me había pasado hace cuatro años atrás pero no borré los tres puntitos que están suspendidos. Una mentira, estar uno al lado del otro no hace a la suspensión, no necesariamente y no usualmente, lamentablemente. ¿Cuántos adverbios podré usar en una sola oración? En este punto del texto me detuve para releer y leí “acabo de escribir cuatro” y frené para escribir que lo había hecho, que era, por si no vas entendiendo: releer. Ahora, en serio, luego del próximo punto voy a releer hasta el mencionado punto, puto. Quedaba lindo poner puto, como poner concha, como contar lo bien que cojí en un baño la semana que pasó o lo mal que la pasé la noche que nos dieron mal un vuelto y aprovechamos para ir a un telo. Además, te mentí, no retomé la lectura desde el inicio cuando te dije puto. Mi gata acaba de rasguñarme fríamente el cuello. Y entonces releí el texto completo hasta cuello; me lo toqué (¿puedo usar el objeto directo cuando aquél está hablando de la palabra y no del objeto real al que hace referencia? ¿no tendría que ser entonces un objeto indirecto o directo de directo o directo en segundo orden o algo así?) y realmente me duele, creo que me sangra, sí me sangra. No sé por qué lo hizo. Una amiga que tengo y que hoy tuvo muchos orgasmos tiene ganas de que me enamore de un loquito, usó esa expresión, dice que inexorablemente terminaré con uno y que si sigo revolcándome con señoritos ingleses voy a estar perdiendo el tiempo. A mí me parece todo lo contrario, me parece que terminar es perder el tiempo, pero no entendemos los verbos igual, ella usa mucho el transitivo mientras que a mí me cuajan mejor, ¡por favor alguna palabra mejor que cuajar Melibé!, los copulativos. Y esto no está relacionado a mi copioso modo de darle al fornicio. Una psicóloga me dijo una vez que estaba mal, que no tenía que hacerlo tantas veces y menos con tantos tipos. Obvio que no tiene razón, lo que pasa es que ella conoce la historia que en tercera persona iba a escribir y que después borré. Así cualquiera saca conclusiones fatales de mí, pero no tiene razón, no tiene razón.