Última reflexión del día antes de irme a dormir, exactamente situada en el movimiento que cierra el libro de Bunge y el primer pie (que siempre es el derecho, o al menos con mayor frecuencia que su homónimo zurdito) que pisa el escalón de la escalera que desemboca sin escalas (esta afirmación bajo la premisa de que las caídas no ofician de escalas) en mi habitación: yo nunca (nunca más) voy a mantener relaciones íntimas con aquél que leyó, lee o leerá mi blog. Bunge, la puta que te parió.
4 Susurraron:
Eso del blój, hiere demasiadas sensibilidades.
Y... agudiza el disimulo.
No, no: Vos sos más famosa que yo.
Recién me bajé con el eMule unos textines del Bunge ése... y pinta interesante. Por qué lo odiás?
Elfito... ¿cómo hago ahora para quedarme a dormir en tu casa?
Gusma, naaah, no hiero a nadie, sino no seguiría como sigo, vale decir, con tanto tiempo para escribir un blog
P.C., no lo odio a Bunge, lo putée a él porque fue el que más cerca tenía. Ahora, con esa conclusión, se me cerró drásticamente el target, es para putear al primero que se te cruza.
Tus buenas razones tendrás, yo te apoyo totalmente. Tanto confío en tu criterio que lo voy a adoptar para mí: nunca voy a mantener relaciones íntimas con aquel que leyó, lee o leerá tu blog.
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