Es decir: Recuerdo las negras mañanas de sol cuando era niña es decir ayer es decir hace siglos
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30 de agosto de 2006

Las siglas de un trabajo práctico

Soy inhumana o soy muy humana. Decime vos. Paradita ahí en la sala de espera del hospital, mirando el reloj despertador que llevo en la cartera. Mirando que son las 19.40 y el cartel dice "Horario de visita 19.30 a 20.00". ¿Es mi reloj? ¿Por qué son tan impuntuales? Decime vos. Me siento. Al lado una gitana a la que le caen lágrimas, tengo que pensar en otra cosa, que sea tristeza -también- pero que sea de otro ¿quiere que le traiga agua? Me mira como no entendiendo, es que no me entiende, no te entiende me dice el nene, es sorda. Ah, está bien, si es sorda, la entiendo. ¿Querés agua vos pibe? Te traigo, voy a comprar. No, no quiero. Y sigue jugando y haciendo ruido con el aparatito de dos mangos que se compra en el puente de la Estación de Lomas. Miro el reloj y está igual, quisiera que volviese el tiempo atrás, así no se retrasan y no lo hacen todo mal. Lo deseo con muchas ganas, pero lo único que retrocede es la aguja del segundero, lo cual no cambia nada. Hay un cura. ¡Un cura! ¡Entró un cura! Que no se siente acá, que no se siente. Se sienta ¿tiene una hostia? ¿Perdón? Una hostia, esas que dan en las misas... No, no las llevo conmigo ¿para qué las querés? Tengo hambre. Pero no son para comer ¿Cómo? Si las comen, si la gente se la mete en la boca y se las come. Sí, pero es simbólico. Bueno, pero se come. ¿Te sentís bien? Estoy nerviosa, perdóneme, pero no me hable. Dígame la hora. Las 19.50. Qué tarde, dijeron a las 19.30 ¿vio? ¿Quién? El cartel. Ah, sí, pero siempre se atrasan, es normal. No, no es normal. Salgo al café diagonal izquierda. Americano. ¿Qué? Café en jarrito. Ah. No no. Démelo para llevar, miré si abren y no estoy. ¿Por qué no respetan la hora? Abren. Hola, ya saben cómo es. Entran de a uno. Se lavan y no más de veinte minutos por favor. Sí, claro. Hay otra canilla atrás si prefiere. Tuteame, dame confianza y no me digas lo de la otra canilla, si me pierdo en esta pulcritud de moribundos se abre la herida. Tuteame. Terapia intensiva. ¿Abuela? No te oye. ¿No? Bueno, no sé. ¿Entonces? Pero seguro que no te oye. Pero ¿por qué me decís que no me oye si no sabés? Porque Francisco está así hace doce días y le hablamos y le hablamos y no cambia el pulso ¿ves? Sí. Bueno, eso es el pulso, eso el oxígeno que le entra. Yo soy el papá, la mamá murió hace tiempo, soy lo único que tiene, me reconocería y se pondría contento; pero no me reconoce porque el pulso no cambia. A ver, probá. Francisco. Abuela. Francisco. Abuela. FranAbuFrancisoAbue. No, tenés razón, no cambia nada. Se va a morir. ¿Quién? Tu abuela. Ya sé. ¿Francisco? ¿Qué? Si se va a morir. No, va a salir. Tiene sentido que él salga, tiene quince años. ¿Tu abuela? Setenta y siete. Claro. Claro. No tiene sentido. No.

29 de agosto de 2006

...... se muere la abuela

22 de agosto de 2006

Principes féminins XI

El flaco que habla con una presunta ligereza sobre la importancia del tamaño en el pene y dice al respecto que ésta cualidad NO importa, tiene la idea real o percibida de que el suyo es un micropene. Y el comportamiento que una debe tener para con ellos, sea con el primero o sea con el segundo, es siempre el mismo, leáse, dejarlos ir por la buena senda de la contingencia intentando evitarlos siempre que se pueda.

Paso a desarrollar lo dicho:

Si la idea de que su pito es pequeño es real, esto es, efectivamente minúsculo, empíricamente comprobable, concretamente contrastable, entonces… buéh… Confiemos en que podemos dilucidarlo de su discurso y que cuando los pingos se vean en la chancha ese discurso se proyectará en hecho y la realidad será inminente. Por eso, antes de que la realidad se torne invasora, es mejor acatar a ella de antemano con un “No, gracias pero paso” o, y si somos valientes, “No, vos no, tu amigo”.

Ahora bien, si la idea de que su pito es minúsculo es percibida, es decir, esta idea está en su cabeza pero no en su entrepierna, tenemos que proceder exactamente igual: dejándolo ir. Ustedes preguntarán sobre este punto por qué. Pues es muy simple la respuesta. La idea que uno tiene de sí mismo, también llamado el self en los círculos pedantes de psicología, modifica radicalmente nuestras conductas y actitudes. El señorito que se cree micropene tendrá una conducta y una actitud en el coito acordes a la idea en su cabeza. Se moverá enredándose en las sábanas igual que lo haría uno con un pito efectivamente exiguo; la representación de su carencia desembocará en la misma respuesta femenina (entendiendo como estímulo el pito, y la respuesta como el placer de la mujer) que la provocada por un pito concreta y/o realmente nimio. Y mientras estemos de acuerdo que el tamaño sí importa y es, con reservas, directamente proporcional al placer, coincidiremos que un pito chico percibido equivale en excitaciones somáticas a uno que lo es de hecho.

Si ustedes no me creen cuando digo que el self modifica radicalmente la performance de uno, los invito a pensar en Leevon Kennedy. Ella tiene la idea en su cabeza de que es linda y se comporta, consecuentemente, como tal. ¿No es nauseabundo pensar en esa mujer coqueteándote? Bueh... igual de insultante es encontrarte con muchacho que, realmente, no la tiene chica, pero que por su self, se comporta como tal.

20 de agosto de 2006

Abajo los domingos y los copetes y vosyo como algo que duele

Amor. Afecto. Caricias. Cambiar para entender mejor al otro. Esforzarse para aflojar. Ni siquiera esperar del otro lo mismo porque ya va a llegar y los tiempos no coinciden usualmente. Quererse. Despedirse con la mirada del otro rasguñándote las pupilas, una mirada con lástima todo el tiempo. Intentar despidos de otro modo y con palabras, con unas sinceras, realmente decirle estamos en igualdad de condiciones, no me mires así, no quiero que parpadeés vainas.
Despedirse al fin.
Sentarse y que se te venga una muerta a cojerte por el culo. Que te duela, que te duela mucho, pero que el que te despidió minutos antes no tenga nada que ver, no, no confundan. No tiene nada que ver. Te está cojiendo fuerte y te duele. Sin mediar pensamientos con los miramientos de la realidad salís disparada del lugar donde estás, porque está doliendo, nadie estaba alerta, ni siquiera vos, pero ya te duele y mucho y entonces lo llamas -al que te despidió unos minutos antes- y le contás cómo te duele, y no te cree que te duele. Cree que la voz entrecortada merece un Oscar, los mocos que se te caen son porque estamos en inverno, el temblor y... debe ser un ataque de Parkinson adelantado, el ¿vómito?... seguro que te metiste los dedos en la boca. Te cree actriz, se cree tan omnipresente, tan poderoso que no sólo no siente por vos nada más allá que tu dolor sino que además cuando te coje la muerta, y te duele, y es verdad, él te escribe que se lleva el galardón del horror, el de las mentiras que esta vez no eran, no con él, nunca con él, siempre con vos, el de la demostración del poder siniestro, el del abandono (¿con causa? ¿será?), el del siempre te mentirán o no te creerán o te alienarán.
Mientras que a vos te coje esta muerta y esta vez sí llamas para que te ayuden, otros deciden recortar historietas de papel y hacer de tu culo su propia historia, donde ellos son los médicos del dolor llamados desde la mentira y vos la enferma de mentiras, pero no tuyas, no lo creas nunca, que las mentiras te circundan pero nunca constituyan, que te mienten pero vos no mentís, que es fácil que te piensen mentirosa, que los tontos así son ellos y que si llorás un poco es simplemente porque a nadie le gusta esperar su día.

18 de agosto de 2006

Me hice de un amigo nuevo y acabamos de hablar tres horas cinco minutos por teléfono. Mañana me va a poner la virulana y supongo que me enseñará a usarla. Me cae bien este amigo nuevo porque declina la voz cuando la frase tiene más de cinco palabras.

17 de agosto de 2006

De Epifanías


Con un rotundo asco me di cuenta de que no escapo a la uniformidad característica de mis colegas hembras: cuando estoy indispuesta soy como un hilito de baba que pendula en los labios del soñante, absurdamente frágil. Soy incapaz de saltear motivos para el puchero y muero yo también si no paro de sentir tu ausencia. Hay veces que te extraño mucho. Mucho

Re podría haber hecho de este tópico inexorablemente femenino un post auténticamente gracioso, pero no y ¿qué?

8 de agosto de 2006

Cuenta regresiva

No jodo cuando digo que se vienen los cuatro jinetes...

Empecé el gimnasio.

Nota mental: depilarse para el jueves

7 de agosto de 2006

De bloggers

Che, Bloggers, ¿qué onda? ¿Es más cool decir flyer que panfleto o volante?
A veces los admiro, otras me dan ganas de salir con una sartén repleta de aceite hirviendo y jugar a que soy patriota en 1806.

De toilette

Las manos mágicas le dirán, la forma de aprender, bonitos trucos que de magia son, el resto depende de usted... ¿muy obvio? No, no tenés idea. Ahí va.

Postreflexión:

Lo de la envidia del pene es absolutamente cierto. Yo seguro que tendría una tararira así de grande, tan grande que sería imposible no autoabusarme sexualmente. O poéticamente hablando, sería el nuevo símbolo Uróboro.

4 de agosto de 2006

Instrucciones para decir te amo

Con un novio que tuve, ese que marcó una tendencia en mis ulteriores varones, ese que impuso una moda, ese antes y después, el quiebre digamos, el que se mejora inexorablemente pero igual bajo ciertos cánones que él tácitamente indicó, teníamos una manera totalmente particular de decirnos te amo.

Según la posición en el abc de cada letra podemos sustituir la letra con su correspondiente número. Teniendo en cuenta que la ch y la ll son dígrafos, es decir, signos gráficos compuestos de dos letras, resolvemos no tomarlas en cuenta. Hecha esta aclaración, te amo, se leería así:

22 5 1 14 16

Ahora bien, este muchacho, vaya uno a saber por qué, se sabía de memoria el significado de todos los números según la quiniela. Sustituyendo, otra vez, pero esta vez los números de las posiciones de las letras por su significado en la quiniela obtendremos lo que sigue:

loco gato agua borracho anillo

Me acordé de esto porque ayer al mediodía recibí un mensaje de texto que versaba:


Complete la frase: El gato loco que por regalar su anillo...

y completé: terminó borracho y en el agua.

Con esa frase, él y yo, nos decíamos te amo.

Ver mensaje.

3 de agosto de 2006

Es un tipo raro de niña


Hacía largo rato que magullaba la idea. Idea que en su momento no le comenté a ninguna amiga porque eran todas santurronas y descaradamente incomprensivas. Yo siempre fui medio perversa, digámoslo con las palabras exactas, una chancha retorcida pura imaginación descabellada sin escrúpulos ni consideración alguna por los eficientes obstáculos sociales impuestos para acotar la teatralización sublime del invaluable acto del coito. Yo tenía dieciséis años y ya estaba pensando en cómo y dónde encontraría a mi experimentada presa. Si me preguntas por qué, te digo que por la supuesta experiencia que se asume tienen no, te digo otra cosa, algo que imagino tiene que ver con el olor o quizás con la mirada, sí eso; algo con mi olor y su mirada que resuelve responder como si mi perfume fuese una alucinación.

Acá debiera contar con detalle no abrumador el inicio de la búsqueda, el consuelo de tener región, los requisitos idiotas que prestaron servicio a mi representación, la idea representante, la cosa por fin cosa, la emboscada, la presa y… Pero concluyo que sería tan abrumador.

El punto es que el día que jugué a ser nínfula me comí todos los mocos. Presumo, con el paso del tiempo y porque hoy recibí un meil, que a los efectos de los roles -que andá a saber si todavía puedo jugar- eso lo calentó también. Cereza.

1 de agosto de 2006

A Wilhelm Busch y su capítulo ocho

Me duelen.
Siento, todas las noches y sin ninguna excepción, que en la estrecha cavidad de mi útero se recluye mi alma toda.
Y esto, deben entenderme, pasa con cada dolor, en cada lugar y siempre, sin excepción.